Quedan pocos minutos para terminar el ultimo Domingo con cuatro de prefijo, el próximo ya será del cinco.
De pequeña leí muchas veces un cuento que trataba sobre una niña a la que un hada le regalo un ovillo de oro. «-Este ovillo es tu vida_ le dijo. -Cuando quieras que el tiempo pasé deprisa tira fuerte y ese momento pasará, pero ten cuidado pues llegará un día que el hilo se volverá de plata., significará que has llegado a tu vejez y te queda poco para morir, pues el hilo de la vida no es eterno. Cuida bien de él y no lo malgastes-«. La niña del cuento, cada vez que la regañaban, tenía deberes o debía de hacer algo que no le gustaba, tiraba del hilo y ese momento pasaba. Y un día se dio cuenta que se había hecho mayor y siguió tirando del hilo para no sufrir el dolor del parto de sus hijos, cuando su marido estaba enfadado, el día que murieron sus padres, o siempre que tenía frío o no quería esperar el tren…y una mañana al mirar el ovillo y casi sin sentir vio que su hilo se había vuelto plata y empezó a llorar desconsolada arrepintiéndose de haber hecho pasar el tiempo tan rápido. Por los surcos de su cara arrugada caían lágrimas de tristeza y desespero. Y de pronto apareció el hada del principio de la vida y le pregunto a la anciana que si se arrepentía de algo. La viejita le contesto que debía de haber vivido todos los momentos buenos y malos pues cada uno conforman la existencia y el hada generosa le dio otra oportunidad de volver a empezar, otra vida más.
Hoy ha sido un día que hubiera tirado del hilo, día raro, no para recordar. No he podido ir a la manifestación de la cultura y lo siento. Cuando tengo un día perdido me invade la tristeza, pues sé que este día es único e irrepetible y no volverá.