Ayer fuimos a la Feria de Buceo..
Un inmenso panel lleno de dibujos de animales marinos hicieron que mi pez..aquel que esta tatuado y vive encima de mi corazón quisiera estar entre ellos…pero no le dejé. -vamos a buscar nuevos lugares-, le dije bajito para que no enterara la tortuga blanca y quisiera añadirse a la aventura.
Y me hablaron de la sardine run , teniendo en cuenta que mi nombre de buceo es la sardina (así me llaman mis hermanos), a mi pez y a mi nos gustaría ir. Ocurre en el Sur de Africa. Mas de 20 kilómetros de sardinas a las que se quieren comer tiburones, ballenas, delfines…un festival de gigantescos bichos para ver..nos preocupa un poco que nos confundan con alguna de los pececillos y también les resultemos apetitosos…
Nos enseñaron fotos de Galápagos, donde las focas y los pingüinos compiten en estilismo y hay tantos tiburones martillo que tapan el sol.
O nos propusieron regresar a las fabulosas islas Similan en el mar de Andaman donde vi como un guía pegaba un puñetazo a un pez loro que quería atacarme. Y mi pez me recordó el miedo que pasó en algunos cenotes de Mexico cuando se nos atascó la botella en un saliente de roca en pleno tubo de la cueva.
También nos hablan de la Gran Barrera de Coral en Australia o de Marsa Alam en Egipto donde puedes estar cara a cara con los dugongos. Mi pez no sabe que son, pero cuando yo le digo que son de la familia de los sirenidos en seguida comprende mi necesidad de verlos.
Entre lugares remotos y artilugios fantásticos, carcasas con linternas para iphone, nuevas gafas de buceo casi siderales, detectores de monóxido para botellas, encontramos cerveza hecha con agua de mar,- ¿con agua de ti?-pregunta el pez . Y le hago callar no vaya a ser que quieran destilarme.
Nos dicen que los destinos son muy caros…y yo pienso que será muy difícil reunir el dinero para un viaje así, pero primero hay que soñar y después ir construyendo los sueños con ladrillos de realidad.
Y en una esquina del mural de dibujos una frase de Quino que dice: «¿No es increíble todo lo que puede tener dentro un lápiz?»- ¿Que si es increíble?…¡¡¡pero si resulta que Mafalda tiene 50 años y sigue pareciendo una niña!!!
Marcho de la feria llena de ilusión y de imágenes y mi pez se pone a nadar de la cabeza al pecho pasando por el corazón para que no olvide todos los lugares del mundo que aún están por descubrir…