día 28

Yo tengo siempre cerca a la gente querida que ha partido.

Sus fotos y recuerdos acompañan cada día de mi vida, no dejando que la muerte sea una separación definitiva.

En sus cumpleaños, a veces, una vela  ilumina sus retratos para no olvidar que aquel día vinieron al mundo y de alguna u otra forma me hicieron mejor.

Me gustaría poner todos sus nombres, pero por desgracia el transcurrir del tiempo hace que sean más y cada uno tiene una historia, maravillosa y apasionante, que quizá algún día cuente, pero este día 28 es de todos ellos.

En mi familia tenemos una costumbre preciosa,  se brinda siempre por los que no están, y yo levanto mi copa con vino rojo cuando debo de despedir el cuerpo de gente que aunque no conozca merece mi respeto o admiración. Así honro su memoria. Y digo el cuerpo porque del alma nunca me despido.

Desde la terraza de mi casa se ve el cementerio de la Almudena, y a mi , me llena de paz esa vista. Porque la muerte es parte de la vida, y a ella llegamos todos. Y aunque no quiero que me entierren pues si algo de mi puede servir a los demás quiero destinar todo mi cuerpo a ese fin. Respeto profundamente el deseo diferente de otros respecto a su descanso eterno. Descanso o lo que sea. No tengo claro que viene despues, pero me siento parte de lago más grande que yo, que no se aún como definirlo y que en una vida no se puede quedar.

Hace poco me desgarré por la partida de un ser muy querido. Su juventud y todo los bonito que hacía en este mundo, parecía que se hubiera parado, sin embargo su energía sigue presente, y ha provocado una avalancha de afectos y encuentros imparables. Su sonrisa contagiosa me acompaña cada día. No pienso renunciar a tí, Nil, no lo voy a hacer nunca.

Y cuando llegue el 16 de Marzo, brindaré con todos ellos, con mis queridos ausentes y a la vez tan presentes. Porque nadie muere del todo si su recuerdo vive.