día 34

Paseaba por el centro, esperando que Martina terminara su clase de coro cuando mis pasos por puro azar me han llevado hasta el centro de una historia que os contaré ahora.

Corrían los años ochenta y  entre bailar , la Universidad  y ganarme la vida (hacía tiempo que vivía sola), no tenía mucho tiempo aún así  intentaba ir a todas las clases que había de psicomotricidad, gestal, danza terapéutica y disciplinas orientales , que podía. El movimiento se descubría como algo físico con el que curar y yo deseaba dedicar mi vida a eso. En un curso, conocí a psicólogo con el que tuve un encuentro más que intenso. Dos días de locura absoluta en los que no necesitábamos estar enamorados para explorarnos mutuamente. Porque sexo y amor no tienen que estar siempre juntos.

Era el mes de Julio y cuando se fue sin despedirse me dejo una nota manuscrita. En ella me decía que en esta floristería de la foto había dejado una cosa para mi. Pasaron un par de días hasta que pude acercarme y ya se había instalado el mes de Agosto, con lo cual la tienda  cerraba 15 días. Muerta de curiosidad por saber que había dejado para mi, y frustrada por no poderlo coger, marché a vivir no se que aventuras y cuando volví a mitad de mes, la tienda estaba arrasada. La habían robado destrozando todo lo de dentro, su aspecto era desolador. Entré de forma muy tímida y enseguida me quisieron echar:-¡ no tenemos nada para vender!, ¡¿no lo ve?! -me decía una chica de cara triste. Insistí, quería saber si un hombre había dejado un encargo para una chica. Y, si,  recordaban que  habían encargado una planta y pedido que se entregara un paquete para alguien,  pero el registro estaba  quemado….y no sabían para quién. Además no quedaba nada….nada…Yo les miré con los ojos arrasados en lágrimas sin poder creer lo que había delante de mi y en ese momento un señor muy mayor se acercó y me llevo a una esquina, donde medio roto se encontraba un paquete roto  con un libro dentro. El anciano me contó que estaba semienterrado entre plantas y macetas y que seguro que los vándalos no lo vieron.  Supe entonces que era mi regalo; el I CHING, el texto mas antiguo, » El libro de las mutaciones»,  el oráculo para consultar el futuro y el destino, en la versión de R. Wilhelm,  con este  prologo de Borgues

                  «El porvenir es tan irrevocable.


                  Como él rígido ayer. No hay una cosa


                  Que no sea letra silenciosa.De la eterna escritura indescifrable


                  Cuyo libro es el tiempo. Quien se aleja


                  De su casa ya ha vuelto. Nuestra vida


                  Es la senda futura ya recorrida


                  El rigor ha tejido la madeja.


                  No te arredres. La ergástula es oscura,


                  la firme trama es de incesante hierro,


                  Pero en algún recodo de tu encierro


                  Puede haber una luz, una hendidura.
El camino es fatal como la flecha


                  Pero en las grietas esta Dios, que acecha.


Por cierto….al hombre jamás le volví a ver…………

I Chingfloristeria

4 comentarios en “día 34

  1. Que bonita historia. La vida es inmensa y deberíamos estar obligados a compartir todo lo hermoso que nos ocurre, tu lo haces, gracias.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s