Esta mañana estaba en la cocina, abrigadita con calcetines muy gordos y un enorme chal Mientras tomaba el segundo café , el pingüino que vive en mi terraza me miraba feliz, nevaba y los blancos copos le hacían cosquillas en su piel pintada. Yo no podía dejar de pensar en las personas que en estos tiempos difíciles no tienen calefacción y que pasan mucho frío,o los que piden en la calle o duermen al descubierto………………… de frío se muere, pero a mi pingüino le gusta…el frío.
El era uno de los «actores «del Iceberg, el espectáculo que realizó Calixto Bieto para la expo de Zaragoza del 2008. Se arrojaba al río después de oír una campana cuando el iceberg en el que se supone que vivía se resquebrajaba. Su suicidio era el principio de una serie de imágenes y movimientos visualmente potentes para denunciar el cambio climático y el daño que el humano hace al planeta.
Me lo traje de Zaragoza porque un día encontré esta carta en mi cuaderno:
Esta noche no he querido saltar. No he querido y no lo he hecho. Mis patas de goma se quedaron aferradas al Iceberg y no representé mi papel. Por más que Ronco, el maquinista, apretó el botón de la pinguenera que me propulsa hacia abajo, no consiguió soltarme. Me sujete , apretando el pico con rabia y conseguí con mucho esfuerzo quedarme arriba toda la noche.
Durante treinta y tres días, me he preparado para esta noche, entrenando mi cerebro hueco con un tesón inusitado que nunca pensé que yo tuviera. Cada día apretaba un poco mas y cada día ofrecía más resistencia y hoy lo logré. Y no lo sabía,no sabía que sería hoy; ha sido increíble y sorprendente. Nunca sabemos de cuanto somos capaces si deseamos lograr un sueño.
Me río, imaginando a Mar, la jefe de regiduría comunicando por walkie que un pingüino se ha quedado arriba. Y veo a Jaime, el barquero, recogiendo a mis compañeros que flotan en el agua a la deriva. Ayer era uno de ellos y mañana lo volveré a ser…pero esta noche, no. Esta noche es mía y las miles de personas que ven el espectáculo sabrán de lo que es capaz un simple pingüino.
Y podré ver las estrellas, y esta preciosa ciudad que es Zaragoza. Hoy estaré solo aquí arriba, pero no me importa, me hacía falta. Cuando estamos juntos todos , los pingüinos nos contamos cosas. A 40 metros de altura , y todo el día mirando (nos colocan muy temprano, antes de que abra la Expo), se aprende mucho y se conoce a la gente. Entre nosotros hemos hablado de cual será nuestro futuro, y soñamos con él. Dicen por ahí que nos venderán, pero yo tengo miedo…. En un salto, me golpee el pico contra el metal y esta abollado, no soy perfecto, nadie me querrá…acabaré en un basurero. Eso fue al principio y por eso me estado entrenando para no saltar, tengo el pico roto, pero puedo ser mas fuerte.
Eso decía la carta, escrita con una caligrafía rara, como de ala y aleta.
Y al final de la Expo, busqué al pingüino del pico roto y me lo traje a casa. Aquí, en este hogar donde todos tenemos algo roto…pero somos fuertes como él.
Y mi pingüino vive feliz, en la terraza donde puede seguir viendo las estrellas y esta preciosa ciudad que ahora es Madrid.
El día 33, no se te colgó en face, y es tan bonito que lo he puesto yo. A veces me pasa como a tu pingüino, tengo dias de pico roto.
Cada día es un lujo leerte. Gracias Mar.
Mil besos.
Querida…gracias….a veces los ojs no ven lo que hay delante…