«Cuento de Invierno» es una obra de Sakespeare. esta obra se basa en que la vida entera esta construida sobre el error. Todos nos equivocamos alguna o muchas veces en la vida. Ya siendo padres, hijos, amantes, amigos..
El tiempo pasa y nuestra percepción de lo sucedido cambia. Lo vivido ya siempre nos acompañará, pero aprendemos a entenderlo y a asumirlo según nos encaminamos a la madurez.
En este «cuento» , hay un personaje que se llama Paulina, que en un momento dice: «Si no siempre he hecho bien, he tenido siempre el deseo de hacerlo». Esta es la clave de la obra, que no tiene malvados y que se trata únicamente sobre como las personas aprenden a perdonarse sus errores.
Espero que el Tiempo hable como en ese bello «Cuento de Invierno» y que del mismo modo que nada puede borrar nuestros errores y nuestras penas, nada, absolutamente nada puede quitarnos nuestros aciertos, los momentos de amor, las esperanzas, los deseos y los sueños.
Y nada puede impedir esperar los milagros…y como soy como Paulina, solo espero que todo el daño que haya hecho en estos mis 49 años pueda ser perdonado.
pisandoloscincuenta 
Siempre que llueve escampa, no hay mal que 100 años dure ni cuerpo que lo aguante, casi todo se puede perdonar si hay voluntad por ambas partes, pero nunca como un plato roto en mil pedazos vuelve a ser igual, las heridas sanan pero quedan cicatrices. Crecer, madurar, duele a veces, pero es lo mejor que nos pasa en la vida nos hace mas sabi@s y mas pacientes y con mas visión del presente que a la postre es lo que tenemos, el pasado no existe y el futuro tampoco.
Hay que construirlo todo día a día y es la maravilla de la vida.
Hola soy la hija de Mar tengo 12 años y me llamo Martina estoy muy contenta de que mi madre este haciendo poco a poco este blog también me alegro de todos los comentarios que hacéis 😀
los 50 son como los 40… no que va¡¡…. son mucho mejores, plenitud mental, estabilidad física, conocimiento profundo del cuerpo y mente, mejor comprensión emocional… que vaaa¡¡¡ un asco de declinación física con los incipientes achaques, las malditas arrugas y el clareo craneal, la libido de vacaciones, la perenne barriguita cervecera, las despedidas de tus mayores, ver como te ganan tus amigos más jóvenes a casi todo. En fin, la maldita indecisión.